lunes, 9 de septiembre de 2013

El Gobierno de Rafael Correa y la censura en Internet.





Hace unos días, por esas cosas circunstanciales de la vida, me enteré que funcionarios del gobierno ecuatoriano, los llamados socialistas del siglo 21, promocionaban en la Asamblea Constitucional su deseo de regularizar más agresivamente las sanciones en contra de las llamadas “injurias” en las comunidades o redes sociales de internet.

Entre otras razones, dichos burócratas mencionaban que, considerando la popularidad y amplitud de redes como “Facebook” o “Twitter”, el “daño moral” causado por las “injurias” expresadas en dichas comunidades podía ser mucho peor que los señalados en periódicos y demás medios convencionales.

Debo señalar que estoy en contra de cualquier forma de violencia que atente la integridad de las personas, pero, también creo que estamos viviendo épocas bastante raras y complicadas, en donde asuntos baladíes son tratados de manera draconiana, mientras que aspectos extremadamente graves son tratados de manera irresponsable sobre la base de un humanismo degenerado.

Considero que el intento del Gobierno de Rafael Correa de perseguir y castigar a través de regulaciones más severas las “injurias” cometidas en los diferentes espacios de internet, tarde o temprano, terminarán siendo usadas para perseguir a las personas que, opinando responsablemente, se atrevan a cuestionar las aberraciones cometidas, ora por los políticos de turno en el poder, ora por los miembros de la burocracia pública dorada.

El hecho de reglamentar y penalizar el libertinaje verbal en internet con el cuento de que solo se pretende sancionar la “injuria”, es una falacia a través de la cual se pretende atentar contra la libertad de expresión de los ecuatorianos, pero más aún, pone en riesgo la seguridad e integridad de todos los ecuatorianos que cometan la audacia de escribir en un blog o página de Internet sobre temas políticos, sociales y económicos.

No creo equivocarme cuando digo que, en términos de libertad de expresión, hay un antes y un después de Internet, un hecho histórico ciertamente. La red virtual destruyó el monopolio de la comunicación que estaba en manos de los medios conservadores y socialistas, literalmente en todo el mundo. Por lo mismo, Internet se ha constituido en un icono de la Libertad de Expresión.

Gracias al Internet personas como Yo, que estamos vetadas o censuradas de los medios tradicionales, públicos o privados, simplemente porque decimos lo que pensamos, podemos a través de herramientas como los blogs o las comunidades de videos de la red virtual expresarnos sin más limitantes que el tiempo y nuestras singulares percepciones.

Los grupos sociales, políticos y económicos conservadores tienen sus corporaciones mediáticas, a través de las cuales, expresan sus intenciones y opiniones. Los sectores sociales y políticos socialistas tienen sus propios medios, además de los públicos, para formular sus comentarios y desarrollar sus agendas de grupo. Pero, personas como Yo, solamente tenemos Internet para expresar nuestras opiniones públicamente, de manera que cualquier legislación ambigua afectará seriamente nuestra libertad de expresión.

Para entender el ataque aleve en contra de la seguridad, integridad y libertad de los ecuatorianos que significará esta nueva regularización punitiva debemos entender que en el Ecuador existe un sistema judicial no precisamente justo, eficiente y efectivo. Si bien es cierto que los políticos profesionales y la burocracia dorada se desgañitan hablando de la  “igualdad de los ecuatorianos”, la verdad es que tal igualdad no existe, la principal prueba de aquello radica precisamente en el hecho mismo de promocionar incansablemente dicha supuesta igualdad. Entonces, en un país donde los únicos que tienen voz son los medios corporativos conservadores y socialistas, en una nación donde no existe justicia, ni tampoco igualdad de oportunidades, en un ambiente social donde se imponen percepciones subjetivas, interesadas y maliciosas de una falsa realidad, las reglamentaciones que supuestamente pretenden castigar los exabruptos, lo único que hacen es incrementar los abusos, las injusticias y las inequidades, en contra de los civiles que no tienen, ni quieren tener padrinos.

Un ejemplo palmario de la realidad nacional se dio hace escasos días, me refiero específicamente al incidente entre el cantautor Jaime Guevara y el líder del socialismo bolivariano, el presidente Rafael Correa. Según versiones de prensa, Guevara, a quien algunos identifican con la ideología anarquista, mientras otros lo señalan más apegado al socialismo, habría estado caminando por las calles de Quito, de repente se habría percatado que por la calle circulaba la caravana presidencial motorizada. El momento en que los vehículos pasaban junto a Guevara, éste, habría levantado su brazo blandiéndolo en la forma de gestos que, popularmente, se consideran insultantes. La caravana se detiene, y entonces, de uno de los vehículos sale abruptamente el presidente Correa y de manera furibunda, según testigos, siempre flanqueado por la guardia presidencial,  se dirige hacia donde está Guevara, lo increpa e invita a darse de puñetes y según declaraciones del cantautor le insulta diciéndole: “borracho marihuanero”. Días después, en la tradicional sabatina, Correa se refiere al incidente con Guevara, y cuenta su versión, a la que incluye una serie de descalificaciones sin sentido. Pero, volvamos al momento del incidente, luego de que Correa le expresa sus “aprecios” al cantante “del dedo y codo anarquista”, se vuelve al vehículo y se marcha, mientras Guevara permanece retenido en la calle; por fortuna, para la seguridad y tranquilidad de Guevara, finalmente es invitado a retirarse.

Pero, analicemos un par de aspectos que merecen ser considerados. Una persona algo suspicaz se preguntaría: ¿cómo sabía Correa que Guevara estaba borracho y drogado?; e incluso, ¿cómo sabía Correa que los gestos de Guevara estaban dirigidos a él?; y Yo añadiría, ¿la reacción de Correa es la conducta propia de un estadista respetable? Yo creo que no. Las declaraciones realizadas por Correa en el espectáculo político del sábado, confirmarían la aseveración de Guevara en el sentido de que el líder de los socialistas bolivarianos lo habría tachado de “borracho y marihuanero”. Ahora bien, existe un axioma que dice, “a confesión de parte, relevo de pruebas”. Pero entonces, surge una duda, por qué un determinado caso que debería tratarse de una determinada manera si el implicado es una persona común y corriente, se lo concibe de una manera diferente cuando se trata de una persona considerada por el Estado como “very important person”, cuestiono esto porque, si Guevara hubiese calificado públicamente a cualquier miembro del gobierno de los socialistas bolivarianos con las expresiones “borracho marihuanero”, de manera injusta, muy posiblemente estaría afrontando las consecuencias de aquellas injurias; lo cual me lleva a concluir que según la lógica sui géneris de los socialistas del siglo 21 toda persona que insulte a un socialista bolivariano debe ir preso, pero cuando un socialista del siglo 21 ofende, injuria o calumnia, no solo que sus abusos quedan impunes, sino que, además, tienen opción a menospreciar y zaherir al infeliz injuriado. Por lo mismo, es en esta realidad notoriamente absurda e injusta que tiene que analizarse la ley que pretende castigar los excesos verbales en las comunidades de Internet.

En mi opinión, las sanciones de las  “injurias calumniosas” no deberían tener la agresividad que actualmente tienen en el Ecuador, es decir, cárcel y potenciales indemnizaciones millonarias, de buenas y primeras, sino que, deberían existir opciones basadas en la razón y el buen juicio, que no mercantilicen la reputación de las personas, o constituyan herramientas represivas y terroristas dirigidas a perseguir a quienes piensan u opinan diferente a las versiones comúnmente establecidas o sacramentadas.
               
Los burócratas dorados nos dicen que simplemente están planteando regulaciones que son normales en países como Estados Unidos o Reino Unido, donde cualquiera que insulte al presidente va preso; lo cual es muy pintoresco, pues, los mismos socialistas del siglo 21 que cuestionan fervientemente, de manera pública, al imperialismo capitalista mundial, esos mismos, justifican las prácticas fascistas que los políticos de otros países utilizan en contra de sus propios habitantes; es decir copian lo malo; en cambio, se abstienen de seguir el buen ejemplo de otras naciones desarrolladas cuyos sistemas judiciales sin ser perfectos son óptimos, o de sociedades ejemplares que gozan de excelentes sistemas de salud públicos y que disponen de eficientes y efectivos sistemas de educación.
 
Pero, contra quién están realmente dirigidas las sanciones relativas a las injurias por Internet; ¿acaso contra esa enorme jorga de insultadores, que se esconden generalmente detrás de uno o mil seudónimos, y que abarrotan redes sociales adocenadas y ambiguas como Twitter y Facebook?; o, ¿están dirigidas contra las personas que dan la cara y escriben con su nombre propio, en páginas web de opinión, o en blogs individuales?

Pero, ¿quiénes han demostrado ser los principales interesados en imponer este nuevo paquete de leyes punitivas a la sociedad ecuatoriana?; pues, interesantemente, los políticos tradicionales y algunos burócratas dorados. La sociedad civil en ningún momento se ha acordado siquiera de las verbosidades grotescas que mutuamente se escupen amantes y detractores del socialismo del siglo 21, en el ciberespacio. No, no es el pueblo ecuatoriano el que exige sanciones a las injurias en Internet, son los políticos y los burócratas dorados los que demandan condenas severas, no contra la gavilla de miserables que se esconden detrás del infame anonimato que les ofrece un seudónimo estólido y descarnado, sino, contra las personas que con razón o sin razón, por intereses morales o licenciosos, se atrevan a cuestionar los abusos del autoritarismo totalitario de los políticos de turno en el poder.

En mi criterio el asunto está sentenciado, Correa y los socialistas del siglo 21 tienen mayoría en la Asamblea, pero más aún, muchos de los asambleístas conservadores, supuestamente opositores al gobierno del socialismo del siglo 21 se han mostrado de acuerdo con las regulaciones y reformas propuestas, de manera que, las sanciones serán un hecho a corto plazo. Las personas que opinen en su blog o página web deberán atenerse a las consecuencias que significará escribir en Internet, a diferencia de las manadas y manadas de insultadores anónimos que continuarán injuriando con absoluta impunidad. Así están las cosas en el Ecuador, a inicios de la segunda década del siglo 21; que le vamos a hacer.
  

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