He de ser
sincero en señalar que el mundo del espectáculo, el glamour, el esnobismo, las
celebridades y famosos, o el jet-set son temas que sencillamente no me
interesan. Las considero manifestaciones rebuscadas de una humanidad denigrante
y decadente. Tampoco me interesan las manadas y manadas de gente común y
corriente que se desviven adulando e idolatrando a los falsos dioses creados
por los ambiciosos sacerdotes de corporaciones monopólicas cuyas verdaderas
divinidades son la codicia, el dinero y el poder. Sin embargo, quisiera
comentar un aspecto que me llamó la atención el otro día vinculado precisamente
con el negocio del espectáculo.
Mientras
intentaba ingresar a mi correo electrónico el navegador me condujo a su página
principal y entonces, inevitablemente ante mí, mostráronse las noticias del
día, entre tales, aparecía una especialmente patética. Se trataba de una
información referente a una cantante de nombre Miley Cyrus, que aparecía en
traje de Eva montada en una bola de demolición. Ya en otra oportunidad, días
atrás, aquel mismo navegador me había enviado a una página donde la misma
cantante era mostrada en una posición bastante sugestiva. La noticia anunciaba
que un video de Cyrus batía records en Internet. Decidí, por curiosidad
ingresar y constatar que sorpresa traía dicho video tan promocionado por los medios
corporativos, y las manadas inter-sociales. Di clic en el enlace y enseguida
estaba en Youtube.
Entonces, en
la pantalla, apareció una joven de piel pálida que apenas vestía una camiseta y un short blancos que mostraban
su silueta casi anoréxica; y que gritaba, intentaba cantar, y se movía
frenéticamente armada de un combo entre un grupo de paredes que lentamente eran
destruidas por una bola de demolición, que alternativamente sostenían a la
cantante en lapsus de tiempo, en los cuales, ora se la veía con su ligero
atuendo, ora completamente desnuda, salvo por un par de botas de trabajo.
Luego de
mirar el video debo señalar que sentí lástima por la joven mujer. Cuestioné,
¿hasta dónde están dispuestos a llegar, tanto cantantes, como empresarios,
para alcanzar la fama y fortuna?; pero
también, ¿qué diablos sucede con la juventud de este mundo?
La oferta artística actual en general se limita a explotar los tabúes sexuales, las ansias sanguinarias destructivas aparentemente innatas en la raza humana y la más cruda vulgaridad probablemente nunca antes vista en los anales del arte y la creatividad, humanas; que increíblemente es apetecida, defendida y disfrutada por las manadas y manadas de adolescentes y jóvenes, para beneplácito de los monarcas del negocio del entretenimiento y sus inmensas arcas repletas de dinero.
La oferta artística actual en general se limita a explotar los tabúes sexuales, las ansias sanguinarias destructivas aparentemente innatas en la raza humana y la más cruda vulgaridad probablemente nunca antes vista en los anales del arte y la creatividad, humanas; que increíblemente es apetecida, defendida y disfrutada por las manadas y manadas de adolescentes y jóvenes, para beneplácito de los monarcas del negocio del entretenimiento y sus inmensas arcas repletas de dinero.
No voy a
cometer el error de sentenciar que la juventud actual es la peor de la
historia, como he escuchado de boca de una serie de adultos y vegetes,
amargados. En términos morales, la juventud de hoy es igualmente reprensible
que las generaciones anteriores, es decir, no son peores que las generaciones
de hace 30, 40, 100, 500, o 1000 años. No quisiera entrar a analizar la parte
intelectual, pero, sí considero señalar que la tecnología más que un incentivo
ha sido un estimulante para idiotizar sobre todo a niños y adolescentes. Hay,
sin embargo, un aspecto que resulta interesante mencionar, si bien es cierto
que la humanidad siempre se ha caracterizado por jactarse de su decadencia
moral, existe en la actualidad, un factor que no existía hace siglos cuando
reinaba el Imperio Romano, o posteriormente el Imperio francés de Napoleón; y
me refiero exactamente a la potencia nuclear.
Cuando veo
que el problema sirio es un polvorín que amenaza con iniciar una potencial
conflagración mundial que generaría un holocausto nuclear por el uso de armas atómicas, y al mismo tiempo miro
que las noticieros de las principales cadenas corporativas promocionan el video
de una pobre muchacha usada por los mercaderes del consumismo para alimentar
las ansias de una juventud mediocre, alienada y anodina, cuestiono: ¿cuando
pasó esto?; ¿cuándo la raza humana, finalmente, tocó fondo?
Ciertamente
la mayoría de seres humanos no están conscientes de la realidad actual, muy
posiblemente igual que hace 1000 o 2000 años atrás. Viviendo en sus pequeñas y
restringidas covachas a las que llaman existencia, vegetan ignorantes de que
hay cosas muy por encima de ellos que irónicamente resultan trascendentales no
solo para su pequeño mundo sino para su propia sobrevivencia.
Pero, qué
sucederá, será capaz el ser humano de levantarse de ese muladar en el que diariamente se revuelca; o
continuará disfrutando de la basura que los mercaderes del entretenimiento le
dan a tragar minuto a minuto las 24 horas del día, hasta que los incandescentes
torbellinos del desastre nuclear finalmente lo alcancen, ahí, mientras se
deleita con el video de una pobre mujer heredera de las insulsas mesalinas de
la falsamente inmortal Roma.
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