domingo, 15 de septiembre de 2013

El Gobierno de Rafael Correa y la constitución "ecológica" de Montecristi.





El asunto del petróleo enterrado en el subsuelo del bloque Ishpingo Tambococha Tiputini (ITT) ubicado dentro de la Reserva Natural Yasuní,  ha terminado convirtiéndose en otro capítulo más de ese desagradable y poluto enfrentamiento entre los amantes del socialismo del siglo 21 y todos aquellos grupos políticos, sociales, mediáticos y económicos que se han declarado enemigos de lo que se conoce como “el Gobierno de la Revolución Ciudadana”.

Para infortunio de la flora y fauna nativas del Yasuní, la discusión ha terminado degenerando en un pleito manchado por los intereses políticos sectarios; es decir, el tema se ha politizado, prácticamente desde que Correa propuso al Ecuador y al mundo su tristemente célebre “Proyecto Yasuní”, hace 4 o 5 años atrás; es decir, el tema terminará resolviéndose, no sobre la base del respeto a los ecosistemas naturales del Yasuní, sino, en función de los niveles de popularidad que tengan los caudillos y capataces de los dos bandos en discordia, es decir, correístas y anticorreístas. Huelga decir que, gane quien gane, el Yasuní perderá.

En verdad que la actitud y conducta de los socialistas del siglo 21 son ridículas, pues, los mismos que hace unos cuantos años atrás, con bombos, platillos y serpentinas, lanzaron al mundo el “proyecto Yasuní”, actualmente, defienden de manera acalorada la explotación petrolera en el bloque ITT; tan ridícula como la campaña de los grupos conservadores, defensores del capitalismo más fundamentalista que actualmente claman a favor de la protección del ecosistema del Yasuní, mientras silenciosamente apoyan a la Texaco-Chevron causante de graves desastres ambientales en el Oriente Ecuatoriano. Pero, una cosa que resulta patética es la posición de varios movimientos indígenas y grupos de activistas ecológicos que colaboraron directamente en la elaboración de la Constitución actualmente vigente, allá en la ciudad de Montecristi, unos cuantos años atrás; y es que, resulta difícil entender cómo, indígenas y ecologista que dicen defender la Naturaleza pudieron apoyar una constitución que expresamente permite toda forma de explotación de los recursos naturales a lo largo y ancho del territorio ecuatoriano.

Pero, a las pruebas me remito, miremos las bellezas que trae la dizque “constitución ecologista” de los socialistas bolivarianos.  

Capítulo cuarto.
 Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades.
Art. 57:
6. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras.
Como se puede constatar la constitución garantiza la explotación de recursos renovables, aquí se incluyen por ejemplo los recursos forestales, por lo mismo la depredación maderera está garantizada por este artículo.  

7. La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente; participar en los beneficios que esos proyectos reporten y recibir indemnizaciones por los perjuicios sociales, culturales y ambientales que les causen. La consulta que deban realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna. Si no se obtuviese el consentimiento de la comunidad consultada, se procederá conforme a la Constitución y la ley.
Este inciso garantiza la explotación minera y petrolífera en cualquier zona del territorio ecuatoriano. Por un lado los políticos, y los burócratas dorados les dicen a los pueblos que viven en zonas donde existen minas y yacimientos petroleros, que, serán consultados a efectos conocer su opinión acerca de la explotación de dichos recursos, pero al final, de una manera infame, dejan muy en claro que la decisión la tienen, ellos, es decir los políticos y la burocracia dorada; es decir, la consulta es una siniestra farsa, pues, aunque los pueblos se nieguen a que los ambientes sean destruidos, al final la burocracia pública y los políticos profesionales autorizarán dicha explotación y usarán todos los medios a su alcance para imponer su interesada y totalitaria voluntad. Un triunfo enorme de la burocracia dorada y una derrota catastrófica, más, de los pueblos. 

8. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. El Estado establecerá y ejecutará programas, con la participación de la comunidad, para asegurar la conservación y utilización sustentable de la biodiversidad.
Este numeral también garantiza la explotación de los recursos naturales. Se habla del “desarrollo sustentable” y la participación de la sociedad en los supuestos beneficios de dicha explotación pero, siempre administrados y controlados por los políticos y los burócratas.


Capítulo séptimo
Derechos de la naturaleza

Art. 72.- La naturaleza tiene derecho a la restauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de Indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados.
En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración, y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.
Otro artículo que garantiza no solo la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, sino, que incluso, reconoce el hecho incuestionable de la contaminación de los ambientes nativos y la destrucción de éstos, como resultado de la explotación de los recursos. 

Art. 73.- EI Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales.
Se prohíbe la introducción de organismos y material orgánico e inorgánico que puedan alterar de manera definitiva el patrimonio genético nacional.
Este artículo igualmente garantiza la explotación de los recursos naturales, y de manera similar al artículo 72, reconoce la inevitable contaminación y destrucción de los ambientes naturales; colocando como siempre a la burocracia pública como administradora y controladora de la supuesta restauración de los ecosistemas destruidos. Obviamente quienes redactaron este artículo, desconocen que los ecosistemas nativos son imposibles de remediar a corto, mediano e incluso largo plazo. Un ecosistema nativo es el resultado de cientos, miles, e incluso de millones de años de convivencia natural; más todavía considerando que la explotación de los recursos naturales puede implicar el final definitivo de alguna especie en peligro de extinción.

Art. 74.- Las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir.
Los servicios ambientales no serán susceptibles de apropiación; su producción, prestación, uso y aprovechamiento serán regulados por el Estado.
Un artículo más que garantiza la explotación de los recursos naturales renovables o no renovables y especialmente la preeminencia del Estado en este caso representado por los políticos de turno en el poder y la burocracia dorada.

Art. 407.- Se prohíbe la actividad extractiva de recursos no renovables en las áreas protegidas y en zonas declaradas como intangibles, incluida la explotación forestal. Excepcionalmente dichos recursos se podrán explotar a petición fundamentada de la Presidencia de la República y previa declaratoria de interés nacional por parte de la Asamblea Nacional, que, de estimarlo conveniente, podrá convocar a consulta popular.
Bueno, este artículo es el golpe final, algo así como el estacazo vil y cobarde, falsamente misericordioso que recibe el toro de lidia luego de ser masacrado en el coso donde se desarrolla la demencial y virulenta tauromaquia. Una suerte de privilegio que se acreditan tanto el presidente de la República como los políticos de la Asamblea Nacional; es decir, si por ahí había algún vacío constitucional o una que otra contradicción, como ciertamente existen, al final, los políticos y burócratas dorados se reservan la última palabra, como debe ser  en un Estado despótico que no respeta a civiles o ciudadanos.

Como podrá notarse, con los artículos mencionados, resulta evidente que la constitución vigente, popularmente conocida como “de Montecristi”, es garantista de la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, por lo mismo calificarla de “constitución ecologista”, como suelen hacerlo aquellos que la defienden absolutistamente, es una soberana necedad. 

Resulta importante señalar que varias decisiones y acciones que el Gobierno de Rafael Correa ha ejecutado en materia de explotación de recursos naturales como por ejemplo  la pesca de tiburones, la minería a cielo abierto, y el caso específico de la explotación petrolífera en el bloque ITT del parque Yasuní, están respaldados por la Constitución de Montecristi. Las evidencias están ahí, sobre todo en los artículos 57, 72, 73, 74 y 407 de la constitución vigente, la que enfatizo sigue siendo apoyada por varios movimientos sociales y activistas ecológicos que se oponen irrestrictamente a Correa. En otras palabras gracias a la constitución de los socialistas bolivarianos, el Gobierno de Rafael Correa tiene las herramientas jurídicas que permiten la explotación de los recursos naturales en cualquier lugar del Estado Ecuatoriano; por lo mismo, tales actos son legales, aunque puedan resultar inmorales considerando la contaminación y destrucción que las actividades extractivas generan en los ambientes naturales.

Al mirar las manifestaciones que se dieron el otro día dizque a favor del Yasuní, uno se cuestiona, cómo, individuos que ayer apoyaban irrestrictamente una constitución que como he demostrado es descaradamente extractivista, hoy, salen a las calles a protestar contra Rafael Correa y su Gobierno dizque ecologista, cuando son ellos precisamente los que con su voto y su apoyo permitieron que se apruebe una normativa suprema que garantiza la explotación de los recursos naturales ecuatorianos y coloca a la burocracia pública y a los políticos con poderes que posiblemente cualquier dictadura africana envidiaría. Que conste que ni un solo activista ecológico o político indigenista ha criticado o cuestionado la Constitución de Montecristi, lo cual me lleva a concluir que, o esta gente ni siquiera leyó el dichoso mamotreto, o que, estando a favor de la constitución extractivista están en contra de todo lo que haga Correa, independientemente de que en ocasiones sus actos sean constitucionales.

Pues sí, los políticos ecuatorianos están una vez más enfrentados, oficialmente por los intereses nacionales, pero, realmente, por sus intereses de grupo; los que antes defendían los intereses de la Texaco, hoy nos dan lecciones de ecologismo; los que antes criticaban a la Texaco hoy defienden la explotación petrolífera en el Yasuní, además de la minería a cielo abierto; ciertamente folclórico y típicamente ecuatoriano.

Solo quisiera añadir lo siguiente; el artículo 74 de la constitución de Montecristi, menciona que, “ las…comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir”; pero, surgen unas cuantas inquietudes, desde que se aprobó la constitución del socialismo bolivariano: ¿cuántos tagaeris, huaoranis y taromenanes han visto cambiar sus vidas para bien, gracias a la constitución del socialismo del siglo XXI?; ¿cuántos miembros de las tribus nativas, ora “domesticados”, ora ocultos y escondidos, perciben los generosos ingresos que reciben los políticos profesionales o los burócratas dorados? ¡Cuántos! Ciertamente, ni uno solo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Miley Cyrus al desnudo y la decadencia de la humanidad.





He de ser sincero en señalar que el mundo del espectáculo, el glamour, el esnobismo, las celebridades y famosos, o el jet-set son temas que sencillamente no me interesan. Las considero manifestaciones rebuscadas de una humanidad denigrante y decadente. Tampoco me interesan las manadas y manadas de gente común y corriente que se desviven adulando e idolatrando a los falsos dioses creados por los ambiciosos sacerdotes de corporaciones monopólicas cuyas verdaderas divinidades son la codicia, el dinero y el poder. Sin embargo, quisiera comentar un aspecto que me llamó la atención el otro día vinculado precisamente con el negocio del espectáculo.

Mientras intentaba ingresar a mi correo electrónico el navegador me condujo a su página principal y entonces, inevitablemente ante mí, mostráronse las noticias del día, entre tales, aparecía una especialmente patética. Se trataba de una información referente a una cantante de nombre Miley Cyrus, que aparecía en traje de Eva montada en una bola de demolición. Ya en otra oportunidad, días atrás, aquel mismo navegador me había enviado a una página donde la misma cantante era mostrada en una posición bastante sugestiva. La noticia anunciaba que un video de Cyrus batía records en Internet. Decidí, por curiosidad ingresar y constatar que sorpresa traía dicho video tan promocionado por los medios corporativos, y las manadas inter-sociales. Di clic en el enlace y enseguida estaba en Youtube.

Entonces, en la pantalla, apareció una joven de piel pálida que apenas vestía  una camiseta y un short blancos que mostraban su silueta casi anoréxica; y que gritaba, intentaba cantar, y se movía frenéticamente armada de un combo entre un grupo de paredes que lentamente eran destruidas por una bola de demolición, que alternativamente sostenían a la cantante en lapsus de tiempo, en los cuales, ora se la veía con su ligero atuendo, ora completamente desnuda, salvo por un par de botas de trabajo.

Luego de mirar el video debo señalar que sentí lástima por la joven mujer. Cuestioné, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar, tanto cantantes, como empresarios, para  alcanzar la fama y fortuna?; pero también, ¿qué diablos sucede con la juventud de este mundo?

La oferta artística actual en general se limita a explotar los tabúes sexuales, las ansias sanguinarias destructivas aparentemente innatas en la raza humana y la más cruda vulgaridad probablemente nunca antes vista en los anales del arte y la creatividad, humanas; que increíblemente es apetecida, defendida y disfrutada por las manadas y manadas de adolescentes y jóvenes, para beneplácito de los monarcas del negocio del entretenimiento y sus inmensas arcas repletas de dinero. 
   
No voy a cometer el error de sentenciar que la juventud actual es la peor de la historia, como he escuchado de boca de una serie de adultos y vegetes, amargados. En términos morales, la juventud de hoy es igualmente reprensible que las generaciones anteriores, es decir, no son peores que las generaciones de hace 30, 40, 100, 500, o 1000 años. No quisiera entrar a analizar la parte intelectual, pero, sí considero señalar que la tecnología más que un incentivo ha sido un estimulante para idiotizar sobre todo a niños y adolescentes. Hay, sin embargo, un aspecto que resulta interesante mencionar, si bien es cierto que la humanidad siempre se ha caracterizado por jactarse de su decadencia moral, existe en la actualidad, un factor que no existía hace siglos cuando reinaba el Imperio Romano, o posteriormente el Imperio francés de Napoleón; y me refiero exactamente a la potencia nuclear.

Cuando veo que el problema sirio es un polvorín que amenaza con iniciar una potencial conflagración mundial que generaría un holocausto nuclear por el  uso de armas atómicas, y al mismo tiempo miro que las noticieros de las principales cadenas corporativas promocionan el video de una pobre muchacha usada por los mercaderes del consumismo para alimentar las ansias de una juventud mediocre, alienada y anodina, cuestiono: ¿cuando pasó esto?; ¿cuándo la raza humana, finalmente, tocó fondo?

Ciertamente la mayoría de seres humanos no están conscientes de la realidad actual, muy posiblemente igual que hace 1000 o 2000 años atrás. Viviendo en sus pequeñas y restringidas covachas a las que llaman existencia, vegetan ignorantes de que hay cosas muy por encima de ellos que irónicamente resultan trascendentales no solo para su pequeño mundo sino para su propia sobrevivencia.

Pero, qué sucederá, será capaz el ser humano de levantarse de ese muladar  en el que diariamente se revuelca; o continuará disfrutando de la basura que los mercaderes del entretenimiento le dan a tragar minuto a minuto las 24 horas del día, hasta que los incandescentes torbellinos del desastre nuclear finalmente lo alcancen, ahí, mientras se deleita con el video de una pobre mujer heredera de las insulsas mesalinas de la falsamente inmortal Roma.
 

 
  

lunes, 9 de septiembre de 2013

El Gobierno de Rafael Correa y la censura en Internet.





Hace unos días, por esas cosas circunstanciales de la vida, me enteré que funcionarios del gobierno ecuatoriano, los llamados socialistas del siglo 21, promocionaban en la Asamblea Constitucional su deseo de regularizar más agresivamente las sanciones en contra de las llamadas “injurias” en las comunidades o redes sociales de internet.

Entre otras razones, dichos burócratas mencionaban que, considerando la popularidad y amplitud de redes como “Facebook” o “Twitter”, el “daño moral” causado por las “injurias” expresadas en dichas comunidades podía ser mucho peor que los señalados en periódicos y demás medios convencionales.

Debo señalar que estoy en contra de cualquier forma de violencia que atente la integridad de las personas, pero, también creo que estamos viviendo épocas bastante raras y complicadas, en donde asuntos baladíes son tratados de manera draconiana, mientras que aspectos extremadamente graves son tratados de manera irresponsable sobre la base de un humanismo degenerado.

Considero que el intento del Gobierno de Rafael Correa de perseguir y castigar a través de regulaciones más severas las “injurias” cometidas en los diferentes espacios de internet, tarde o temprano, terminarán siendo usadas para perseguir a las personas que, opinando responsablemente, se atrevan a cuestionar las aberraciones cometidas, ora por los políticos de turno en el poder, ora por los miembros de la burocracia pública dorada.

El hecho de reglamentar y penalizar el libertinaje verbal en internet con el cuento de que solo se pretende sancionar la “injuria”, es una falacia a través de la cual se pretende atentar contra la libertad de expresión de los ecuatorianos, pero más aún, pone en riesgo la seguridad e integridad de todos los ecuatorianos que cometan la audacia de escribir en un blog o página de Internet sobre temas políticos, sociales y económicos.

No creo equivocarme cuando digo que, en términos de libertad de expresión, hay un antes y un después de Internet, un hecho histórico ciertamente. La red virtual destruyó el monopolio de la comunicación que estaba en manos de los medios conservadores y socialistas, literalmente en todo el mundo. Por lo mismo, Internet se ha constituido en un icono de la Libertad de Expresión.

Gracias al Internet personas como Yo, que estamos vetadas o censuradas de los medios tradicionales, públicos o privados, simplemente porque decimos lo que pensamos, podemos a través de herramientas como los blogs o las comunidades de videos de la red virtual expresarnos sin más limitantes que el tiempo y nuestras singulares percepciones.

Los grupos sociales, políticos y económicos conservadores tienen sus corporaciones mediáticas, a través de las cuales, expresan sus intenciones y opiniones. Los sectores sociales y políticos socialistas tienen sus propios medios, además de los públicos, para formular sus comentarios y desarrollar sus agendas de grupo. Pero, personas como Yo, solamente tenemos Internet para expresar nuestras opiniones públicamente, de manera que cualquier legislación ambigua afectará seriamente nuestra libertad de expresión.

Para entender el ataque aleve en contra de la seguridad, integridad y libertad de los ecuatorianos que significará esta nueva regularización punitiva debemos entender que en el Ecuador existe un sistema judicial no precisamente justo, eficiente y efectivo. Si bien es cierto que los políticos profesionales y la burocracia dorada se desgañitan hablando de la  “igualdad de los ecuatorianos”, la verdad es que tal igualdad no existe, la principal prueba de aquello radica precisamente en el hecho mismo de promocionar incansablemente dicha supuesta igualdad. Entonces, en un país donde los únicos que tienen voz son los medios corporativos conservadores y socialistas, en una nación donde no existe justicia, ni tampoco igualdad de oportunidades, en un ambiente social donde se imponen percepciones subjetivas, interesadas y maliciosas de una falsa realidad, las reglamentaciones que supuestamente pretenden castigar los exabruptos, lo único que hacen es incrementar los abusos, las injusticias y las inequidades, en contra de los civiles que no tienen, ni quieren tener padrinos.

Un ejemplo palmario de la realidad nacional se dio hace escasos días, me refiero específicamente al incidente entre el cantautor Jaime Guevara y el líder del socialismo bolivariano, el presidente Rafael Correa. Según versiones de prensa, Guevara, a quien algunos identifican con la ideología anarquista, mientras otros lo señalan más apegado al socialismo, habría estado caminando por las calles de Quito, de repente se habría percatado que por la calle circulaba la caravana presidencial motorizada. El momento en que los vehículos pasaban junto a Guevara, éste, habría levantado su brazo blandiéndolo en la forma de gestos que, popularmente, se consideran insultantes. La caravana se detiene, y entonces, de uno de los vehículos sale abruptamente el presidente Correa y de manera furibunda, según testigos, siempre flanqueado por la guardia presidencial,  se dirige hacia donde está Guevara, lo increpa e invita a darse de puñetes y según declaraciones del cantautor le insulta diciéndole: “borracho marihuanero”. Días después, en la tradicional sabatina, Correa se refiere al incidente con Guevara, y cuenta su versión, a la que incluye una serie de descalificaciones sin sentido. Pero, volvamos al momento del incidente, luego de que Correa le expresa sus “aprecios” al cantante “del dedo y codo anarquista”, se vuelve al vehículo y se marcha, mientras Guevara permanece retenido en la calle; por fortuna, para la seguridad y tranquilidad de Guevara, finalmente es invitado a retirarse.

Pero, analicemos un par de aspectos que merecen ser considerados. Una persona algo suspicaz se preguntaría: ¿cómo sabía Correa que Guevara estaba borracho y drogado?; e incluso, ¿cómo sabía Correa que los gestos de Guevara estaban dirigidos a él?; y Yo añadiría, ¿la reacción de Correa es la conducta propia de un estadista respetable? Yo creo que no. Las declaraciones realizadas por Correa en el espectáculo político del sábado, confirmarían la aseveración de Guevara en el sentido de que el líder de los socialistas bolivarianos lo habría tachado de “borracho y marihuanero”. Ahora bien, existe un axioma que dice, “a confesión de parte, relevo de pruebas”. Pero entonces, surge una duda, por qué un determinado caso que debería tratarse de una determinada manera si el implicado es una persona común y corriente, se lo concibe de una manera diferente cuando se trata de una persona considerada por el Estado como “very important person”, cuestiono esto porque, si Guevara hubiese calificado públicamente a cualquier miembro del gobierno de los socialistas bolivarianos con las expresiones “borracho marihuanero”, de manera injusta, muy posiblemente estaría afrontando las consecuencias de aquellas injurias; lo cual me lleva a concluir que según la lógica sui géneris de los socialistas del siglo 21 toda persona que insulte a un socialista bolivariano debe ir preso, pero cuando un socialista del siglo 21 ofende, injuria o calumnia, no solo que sus abusos quedan impunes, sino que, además, tienen opción a menospreciar y zaherir al infeliz injuriado. Por lo mismo, es en esta realidad notoriamente absurda e injusta que tiene que analizarse la ley que pretende castigar los excesos verbales en las comunidades de Internet.

En mi opinión, las sanciones de las  “injurias calumniosas” no deberían tener la agresividad que actualmente tienen en el Ecuador, es decir, cárcel y potenciales indemnizaciones millonarias, de buenas y primeras, sino que, deberían existir opciones basadas en la razón y el buen juicio, que no mercantilicen la reputación de las personas, o constituyan herramientas represivas y terroristas dirigidas a perseguir a quienes piensan u opinan diferente a las versiones comúnmente establecidas o sacramentadas.
               
Los burócratas dorados nos dicen que simplemente están planteando regulaciones que son normales en países como Estados Unidos o Reino Unido, donde cualquiera que insulte al presidente va preso; lo cual es muy pintoresco, pues, los mismos socialistas del siglo 21 que cuestionan fervientemente, de manera pública, al imperialismo capitalista mundial, esos mismos, justifican las prácticas fascistas que los políticos de otros países utilizan en contra de sus propios habitantes; es decir copian lo malo; en cambio, se abstienen de seguir el buen ejemplo de otras naciones desarrolladas cuyos sistemas judiciales sin ser perfectos son óptimos, o de sociedades ejemplares que gozan de excelentes sistemas de salud públicos y que disponen de eficientes y efectivos sistemas de educación.
 
Pero, contra quién están realmente dirigidas las sanciones relativas a las injurias por Internet; ¿acaso contra esa enorme jorga de insultadores, que se esconden generalmente detrás de uno o mil seudónimos, y que abarrotan redes sociales adocenadas y ambiguas como Twitter y Facebook?; o, ¿están dirigidas contra las personas que dan la cara y escriben con su nombre propio, en páginas web de opinión, o en blogs individuales?

Pero, ¿quiénes han demostrado ser los principales interesados en imponer este nuevo paquete de leyes punitivas a la sociedad ecuatoriana?; pues, interesantemente, los políticos tradicionales y algunos burócratas dorados. La sociedad civil en ningún momento se ha acordado siquiera de las verbosidades grotescas que mutuamente se escupen amantes y detractores del socialismo del siglo 21, en el ciberespacio. No, no es el pueblo ecuatoriano el que exige sanciones a las injurias en Internet, son los políticos y los burócratas dorados los que demandan condenas severas, no contra la gavilla de miserables que se esconden detrás del infame anonimato que les ofrece un seudónimo estólido y descarnado, sino, contra las personas que con razón o sin razón, por intereses morales o licenciosos, se atrevan a cuestionar los abusos del autoritarismo totalitario de los políticos de turno en el poder.

En mi criterio el asunto está sentenciado, Correa y los socialistas del siglo 21 tienen mayoría en la Asamblea, pero más aún, muchos de los asambleístas conservadores, supuestamente opositores al gobierno del socialismo del siglo 21 se han mostrado de acuerdo con las regulaciones y reformas propuestas, de manera que, las sanciones serán un hecho a corto plazo. Las personas que opinen en su blog o página web deberán atenerse a las consecuencias que significará escribir en Internet, a diferencia de las manadas y manadas de insultadores anónimos que continuarán injuriando con absoluta impunidad. Así están las cosas en el Ecuador, a inicios de la segunda década del siglo 21; que le vamos a hacer.