domingo, 27 de octubre de 2013

Hoy se fue mi amigo.



Hoy en la madrugada murió mi perro, mi amigo, mi compañero. Nos encontramos hace 11 años. Yo deambulaba por el mercado de la ciudad, sin rumbo, solo vagabundeando, quizá buscándolo sentido a esta puta vida; entonces, por un corredor, lo encontré, ahí estaba, un pequeño cachorro, negro azabache. Lo habían colocado en el suelo, pero, apenas podía conservar el equilibrio; sus pequeñas patitas delanteras no le obedecían, se le doblaban hacia los lados haciendo que se vaya de bruces; pero, poniendo fuerza y coraje el pequeño campeón lograba levantarse sosteniéndose de sus muñecas.

Me acerqué y le pregunté a la vendedora que le sucedía al cachorro. Ella me dijo que no lo sabía; y entonces, sin más me dijo, “si quiere lléveselo”. No sé qué, pero, había algo en ese pequeño animalito, que lo hacía especial. Lo tomé del suelo, tan pequeño como era. A simple vista se notaba que había sido separado de su madre demasiado temprano; tampoco era difícil notar que se hallaba raquítico.

Lo llevé a casa. En los días siguientes lo desparasité, lo llevé al veterinario, básicamente para consultar el problema que tenía con sus patitas delanteras. El diagnóstico fue deficiencias de calcio, fruto de la mala alimentación que la madre del cachorro había recibido, pero adicionalmente el pequeño canito había sido destetado anticipadamente. Con la alimentación adecuada y la paciencia del caso el pequeño cachorro fue poco a poco superando sus taras al andar, sus patas delanteras y traseras se pusieron fuertes hasta que finalmente fue capaz de ponerse en pie y correr libremente, convirtiéndose con el tiempo en un pastor de alrededor de 30 kg.

Con dedicatoria, a una perrita que tenía entonces, a la que llamé Ramona, decidí ponerle al cachorro el nombre de Ramón. Y así empezó la historia de: Ramona, Ramón y Yo.

Recuerdo, la ocasión cuando Ramón, por entonces un cachorro de 3 meses me dio haciendo pedazos un billete de 20 dólares, en aquel entonces con un poder adquisitivo comparable al de 100 en la actualidad; o la que vez que lo encontré desbaratando un par de zapatos que apenas tenía una semana de empezar a usar. Pero cómo enojarme con ese hermoso oso negro. Cuántas veces trepamos montañas y cuántas veces hicimos deporte: Ramona, Ramón y Yo.

Pero, la existencia tiene sus inexorables mandatos injustos, crueles, incomprensibles. El hado nos quita lo poco hermoso que llegamos a tener en contraposición con la marea de porquería que nos arroja a borbotones y con la que tenemos que lidiar a diario.

Hace dos años se fue mi Ramona, y hoy se fue mi Ramón. Me siento triste, pero también, confundido. En momentos como estos me siento como un ser a merced de fuerzas violentas, irracionales e insensibles. Mirar a un animalito al que criaste desde pequeño, que te dio lealtad, cariño y que te hizo reír con sus travesuras y juegos, sufriendo por una maldita enfermedad sobre la que no puedes hacer nada, te hace sentir, que el ser humano no es nada.

Lo cierto es que el ciclo natural es una mierda; lo cierto es que el orden natural de las cosas es una mierda. Lo cierto es que las reglas de esta existencia son infames, injustas y dolorosas.

No sé qué pensar, no sé qué decir, solo sé que mi amigo ya no está más conmigo.


    

sábado, 26 de octubre de 2013

martes, 22 de octubre de 2013

Rafael Correa, "correísmo", y "anticorreísmo".


Sin duda que la idiosincrasia ecuatoriana tiene algunos matices bastante hilarantes, bolonios y ridículos, características que por cierto, compartimos con la generalidad de los demás pueblos de la  América Latina. Seguramente más de un ecuatoriano, habrá notado las folclóricas relaciones antropófagas que se vienen dando desde el inicio del gobierno de los socialistas bolivarianos entre los aduladores incondicionales de Rafael Correa y sus encarnizados enemigos, los beneficiarios y seguidores del conservadurismo tradicionalista.

Desde el triunfo del socialismo del siglo 21, seis o siete años atrás, quedó claro que el socialista bolivariano Rafael Correa, actual presidente ecuatoriano, sería el líder indiscutible de esa tendencia política y por lo mismo, la base fundamental sobre la que se asienta no solamente el partido Alianza País, sino el propio gobierno; y así  ha sido, sin duda. De ahí que la controversia política, si se puede llamar así al enfrentamiento mediático desvergonzado que se ha venido dando entre las fuerzas del conservadurismo tradicional y el socialismo bolivariano, se haya circunscrito básicamente ora a defender incondicionalmente a Rafael Correa en el caso de los seguidores del socialismo del siglo 21, ora a atacar furibundamente en el caso de los grupos políticos, sociales y mediáticos declarados enemigos, más que del socialismo bolivariano, de Rafael Correa. 
   
Como es público el País se he dividido en dos grandes grupos: los seguidores incondicionales Correa a quienes llamaremos “correístas o correanos”, y los enemigos acérrimos de Correa a quienes conoceremos como “anti-correístas o anti-correanos”. Aclaremos que, si bien es notoria esa bipolarización social y política, no necesariamente significa que no existan personas que rechacen tanto el servilismo de unos, como la odiosa animadversión de otros; es decir, personas sensatas que consideran que Correa no es el centro del Universo, sino, un político ecuatoriano más, que con unos pocos aciertos y muchos desaciertos, está gobernando el País.

Este fenómeno político, mediático y social abre la posibilidad a innumerables análisis; así tenemos: la forma descarada en que tanto medios correístas y anti-correístas manipulan a la mayoría de la sociedad ecuatoriana; el monopolio de la Opinión Pública por parte de los medios conservadores privados y socialistas públicos; el control totalitario de la cultura, precisamente, gracias al monopolio de los medios conservadores y socialistas; el notorio irrespeto y menosprecio que los caudillos, oligarcas, burgueses y burócratas dorados, de uno y otro bando, sienten por la sociedad ecuatoriana; el pleito enfermizo entre los actores políticos, y sus respectivas hordas de seguidores en las diferentes campos y niveles mediáticos; la condición paupérrima de una sociedad que en su generalidad permanece indiferente a una desagradable realidad que lo afecta directamente, en parte debido a la ignorancia, pero también a una indolencia irresponsable y cicatera.

Probablemente en ningún otro ambiente se podrá constatar con tanta amplitud y claridad, las debilidades, limitaciones, complejos y estolideces mencionadas, que en los foros y comunidades sociales de Internet. Entre otras razones, por el relativo anonimato que brindan las reglas del juego en la red virtual, esta característica permite que la gente se muestre en su verdadera condición. Por lo mismo, el análisis de las características del enfrentamiento se enfocará principalmente a la relación entre correístas y anti-correístas en los foros de Internet.

Para el desarrollo del comentario y para mejor entendimiento del asunto, voy a mencionar una anécdota que me sucedió hace cinco o seis años. En ese entonces, apenas empezaba a navegar en la red, por lo mismo mis concepciones acerca de internet eran inocentes. La posibilidad de expresar mis opiniones en la red, me emocionaba; pues aquel derecho se me había negado en los negocios de la comunicación, de manera que simbólicamente me presentaba como un niño con juguete nuevo,  y en ese apasionamiento no me percaté de muchas verdades, pero, poco a poco la evidencia me hizo tomar conciencia de que internet y específicamente los foros de opinión política y comunidades sociales no eran lo que Yo inicialmente me había imaginado; de hecho tomé conciencia que Internet, salvo por el acceso a la información y a la posibilidad de ejercer la libertad de expresión, era una extensión virtual del mundo real solo que más hipócrita, soez y descarnado.

En aquellos tiempos, primeros años del gobierno del socialismo bolivariano, se había creado una página web donde se publicaban principalmente videos de los noticieros de los medios conservadores privados; obviamente se trataba de una web vinculada directamente con la tendencia conservadora. En dicho medio no existía filtro de censura inicial, como sí existen en los medios formales fascistas y socialistas; es decir, una persona se registraba, escribía su opinión, y de inmediato, el comentario aparecía directamente en la página; aunque, los dueños de la web se reservaban el derecho de borrar o censurar las intervenciones, si así lo consideraban necesario, e incluso eliminar registros. Para esos tiempos, ya Correa había metido presos a varias personas porque supuestamente habían insultado a la majestad de la presidencia. Por lo mismo, el ambiente en los foros estaba caldeado, entre quienes justificaban a Correa y quienes lo criticaban por tomar aquellas medidas, propias de juez inexorable. En tales circunstancias, recuerdo haber ingresado a la web conservadora; encontrándome con una noticia que mencionaba, cómo Correa había ordenado la prisión de un ecuatoriano porque supuestamente lo había ofendido. Procedí a comentar la noticia señalando que en mi opinión Correa no tenía derecho de encarcelar a alguien solo porque se imaginaba que lo había visto feo. En la tarde, volví a ingresar en aquel post, y me encontré con que varios correístas, encubiertos por el anonimato de un seudónimo, convertidos en verdaderos energúmenos, defendían servilmente a Correa, al tiempo que dirigían contra mí, sus socialistas insultos sin el menor pudor, e injustamente me vinculaban con los caudillos de la oposición conservadora y de la vieja partidocracia; es decir, tácitamente me calificaban de “anti-correísta”. Irónicamente, la jorga de patanes que se quejaban por los insultos que supuestamente recibía Correa, no escatimaban en injurias contra alguien que se limita a decir, civilizadamente, lo que pensaba sobre un tema público.

Quizá una semana o un mes después, volví a ingresar a esa web y me encontré con una novedad. Los dueños de la página habían subido el video de un presentador de noticias de un canal conservador, uno de los medios más viejos del país, personaje famoso por la manera gritona en que suele expresar sus comentarios. En dicho video el mencionado sujeto criticaba ciertos abusos de los socialistas bolivarianos, dando a entender que poco o nada se diferenciaban de los políticos corruptos de la tradicional partidocracia. Ciertamente existían pruebas que demostraban que la crítica tenía asidero. Pero, entonces, recordé que este caballero tenía un programa de opinión los domingos, en los que ofrecía una biografía muy sucinta de uno u otro político, presentándolos como si fueran excelsos prohombres, cuyo único interés era sacrificarse por la patria. De inmediato cuestioné como este caballero que entre semana mandaba al diablo a la partidocracia, los domingos, en cambio, presentaba a los infaustos políticos, comunes y corrientes, como si fueran angelitos inocentes. Consideré necesario plantear mi protesta y por lo mismo, escribí un comentario que dejé impreso en aquel post de esa web. En la tarde volví a entrar al medio, como para constatar cierta tesis que tenía, que en efecto comprobé. Los anti-correístas se habían desgañitado en insultos, vejámenes y descalificativos contra mí; simplemente por haber cuestionado la hipocresía de ese presentador de noticias anti-correísta. Mientras, Yo, un simple civil que se atrevió a cuestionar las veleidades de la condición humana era injuriado y tachado de “correísta”, por la chusma curuchupa, aquel personaje pintoresco era elevado a las alturas desde donde supuestamente juzgaba imparcialmente cual infalible querubín. Poco tiempo después dejé de frecuentar esos ambientes infectos por obvias.

Interesantemente, un par de años después, me enteré que este presentador de noticias, que en ocasiones criticaba a la arcaica y caduca partidocracia conservadora y la comparaba con la partidocracia del socialismo bolivariano, había sido un alto funcionario de un gobierno conservador, más específicamente un embajador. Entonces, cuestioné como este caballero que había sido embajador gracias a la partidocracia, años después se atrevía a criticar al mismo sistema gracias al cual había llegado a ostentar un elevado cargo funcionario público. Este personaje censuraba a la misma partidocracia que había tenido la generosidad de nombrarle embajador. Una conducta hipócrita y mal agradecida, definitivamente.

La anécdota que refiero demuestra, más que la indigencia intelectual que cunde en parte de la sociedad ecuatoriana debido en gran medida a un sistema educativo fatuo, represor y terrorista, una descarada pobreza moral. Si se considera que los seguidores correanos y anti-correanos responden incondicionalmente a las actitudes, intereses, consignas y tendencias de sus respectivos dueños, caudillos y capataces; entonces se entiende por qué predomina en los ambientes reales y virtuales ese infame maniqueísmo, ese sectarismo grotesco y esa campaña por ensuciar la verdad y calumniar a quien se atreva a expresar sus opiniones libremente. Los referentes son el ejemplo a seguir para sus respectivas manadas; y los siguen servilmente, aunque eso implique aceptar una conducta reñida con la sana moral y las buenas costumbres. 
    
Si defiendes todo lo que haga el Gobierno de Correa eres adulado por las manadas del socialismo bolivariano; en cambio, si atacas todo lo que haga Correa, independientemente de que haya tomado alguna decisión acertada, serás adulado por el anti-correísmo. Pero, si te atreves a decir lo que piensas, no te sorprendas, si alternativamente, o al mismo tiempo, eres calumniado por correanos y anti-correanos. Uno y otro bando, en su momento, dependiendo de sus intereses cicateros colocan en el mismo saco a griegos y troyanos. La verdad para correanos y anti-correanos no tiene importancia, lo único que interesa es defender su causa mezquina.

Dudo mucho que las personas que controlan los medios públicos y privados, correístas o anti-correístas, estén dispuestos a enrumbar la Opinión Pública por el camino de la sensatez, y la Cultura por los senderos de la meditación; si no lo hicieron antes, no lo harán hoy, ni tampoco mañana. De los editorialistas, dizque, libres e independientes, olvidémonos porque esos caballeros facturan por decir lo que se espera que digan. Entonces, los únicos que quedan son los ecuatorianos, es decir, ustedes, el pueblo común y corriente, son los ecuatorianos los que tienen que decidir qué mismo son o quieren ser: meros seguidores de dos tendencias antagónicas, masas sociales autómatas y uniformes dispuestas a ser manipuladas, o ciudadanos que merecen ser tratados con respeto y dignidad. Una vez más he de decir que El Pueblo tiene la palabra.

domingo, 15 de septiembre de 2013

El Gobierno de Rafael Correa y la constitución "ecológica" de Montecristi.





El asunto del petróleo enterrado en el subsuelo del bloque Ishpingo Tambococha Tiputini (ITT) ubicado dentro de la Reserva Natural Yasuní,  ha terminado convirtiéndose en otro capítulo más de ese desagradable y poluto enfrentamiento entre los amantes del socialismo del siglo 21 y todos aquellos grupos políticos, sociales, mediáticos y económicos que se han declarado enemigos de lo que se conoce como “el Gobierno de la Revolución Ciudadana”.

Para infortunio de la flora y fauna nativas del Yasuní, la discusión ha terminado degenerando en un pleito manchado por los intereses políticos sectarios; es decir, el tema se ha politizado, prácticamente desde que Correa propuso al Ecuador y al mundo su tristemente célebre “Proyecto Yasuní”, hace 4 o 5 años atrás; es decir, el tema terminará resolviéndose, no sobre la base del respeto a los ecosistemas naturales del Yasuní, sino, en función de los niveles de popularidad que tengan los caudillos y capataces de los dos bandos en discordia, es decir, correístas y anticorreístas. Huelga decir que, gane quien gane, el Yasuní perderá.

En verdad que la actitud y conducta de los socialistas del siglo 21 son ridículas, pues, los mismos que hace unos cuantos años atrás, con bombos, platillos y serpentinas, lanzaron al mundo el “proyecto Yasuní”, actualmente, defienden de manera acalorada la explotación petrolera en el bloque ITT; tan ridícula como la campaña de los grupos conservadores, defensores del capitalismo más fundamentalista que actualmente claman a favor de la protección del ecosistema del Yasuní, mientras silenciosamente apoyan a la Texaco-Chevron causante de graves desastres ambientales en el Oriente Ecuatoriano. Pero, una cosa que resulta patética es la posición de varios movimientos indígenas y grupos de activistas ecológicos que colaboraron directamente en la elaboración de la Constitución actualmente vigente, allá en la ciudad de Montecristi, unos cuantos años atrás; y es que, resulta difícil entender cómo, indígenas y ecologista que dicen defender la Naturaleza pudieron apoyar una constitución que expresamente permite toda forma de explotación de los recursos naturales a lo largo y ancho del territorio ecuatoriano.

Pero, a las pruebas me remito, miremos las bellezas que trae la dizque “constitución ecologista” de los socialistas bolivarianos.  

Capítulo cuarto.
 Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades.
Art. 57:
6. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras.
Como se puede constatar la constitución garantiza la explotación de recursos renovables, aquí se incluyen por ejemplo los recursos forestales, por lo mismo la depredación maderera está garantizada por este artículo.  

7. La consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente; participar en los beneficios que esos proyectos reporten y recibir indemnizaciones por los perjuicios sociales, culturales y ambientales que les causen. La consulta que deban realizar las autoridades competentes será obligatoria y oportuna. Si no se obtuviese el consentimiento de la comunidad consultada, se procederá conforme a la Constitución y la ley.
Este inciso garantiza la explotación minera y petrolífera en cualquier zona del territorio ecuatoriano. Por un lado los políticos, y los burócratas dorados les dicen a los pueblos que viven en zonas donde existen minas y yacimientos petroleros, que, serán consultados a efectos conocer su opinión acerca de la explotación de dichos recursos, pero al final, de una manera infame, dejan muy en claro que la decisión la tienen, ellos, es decir los políticos y la burocracia dorada; es decir, la consulta es una siniestra farsa, pues, aunque los pueblos se nieguen a que los ambientes sean destruidos, al final la burocracia pública y los políticos profesionales autorizarán dicha explotación y usarán todos los medios a su alcance para imponer su interesada y totalitaria voluntad. Un triunfo enorme de la burocracia dorada y una derrota catastrófica, más, de los pueblos. 

8. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. El Estado establecerá y ejecutará programas, con la participación de la comunidad, para asegurar la conservación y utilización sustentable de la biodiversidad.
Este numeral también garantiza la explotación de los recursos naturales. Se habla del “desarrollo sustentable” y la participación de la sociedad en los supuestos beneficios de dicha explotación pero, siempre administrados y controlados por los políticos y los burócratas.


Capítulo séptimo
Derechos de la naturaleza

Art. 72.- La naturaleza tiene derecho a la restauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de Indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados.
En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración, y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.
Otro artículo que garantiza no solo la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, sino, que incluso, reconoce el hecho incuestionable de la contaminación de los ambientes nativos y la destrucción de éstos, como resultado de la explotación de los recursos. 

Art. 73.- EI Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales.
Se prohíbe la introducción de organismos y material orgánico e inorgánico que puedan alterar de manera definitiva el patrimonio genético nacional.
Este artículo igualmente garantiza la explotación de los recursos naturales, y de manera similar al artículo 72, reconoce la inevitable contaminación y destrucción de los ambientes naturales; colocando como siempre a la burocracia pública como administradora y controladora de la supuesta restauración de los ecosistemas destruidos. Obviamente quienes redactaron este artículo, desconocen que los ecosistemas nativos son imposibles de remediar a corto, mediano e incluso largo plazo. Un ecosistema nativo es el resultado de cientos, miles, e incluso de millones de años de convivencia natural; más todavía considerando que la explotación de los recursos naturales puede implicar el final definitivo de alguna especie en peligro de extinción.

Art. 74.- Las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir.
Los servicios ambientales no serán susceptibles de apropiación; su producción, prestación, uso y aprovechamiento serán regulados por el Estado.
Un artículo más que garantiza la explotación de los recursos naturales renovables o no renovables y especialmente la preeminencia del Estado en este caso representado por los políticos de turno en el poder y la burocracia dorada.

Art. 407.- Se prohíbe la actividad extractiva de recursos no renovables en las áreas protegidas y en zonas declaradas como intangibles, incluida la explotación forestal. Excepcionalmente dichos recursos se podrán explotar a petición fundamentada de la Presidencia de la República y previa declaratoria de interés nacional por parte de la Asamblea Nacional, que, de estimarlo conveniente, podrá convocar a consulta popular.
Bueno, este artículo es el golpe final, algo así como el estacazo vil y cobarde, falsamente misericordioso que recibe el toro de lidia luego de ser masacrado en el coso donde se desarrolla la demencial y virulenta tauromaquia. Una suerte de privilegio que se acreditan tanto el presidente de la República como los políticos de la Asamblea Nacional; es decir, si por ahí había algún vacío constitucional o una que otra contradicción, como ciertamente existen, al final, los políticos y burócratas dorados se reservan la última palabra, como debe ser  en un Estado despótico que no respeta a civiles o ciudadanos.

Como podrá notarse, con los artículos mencionados, resulta evidente que la constitución vigente, popularmente conocida como “de Montecristi”, es garantista de la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables, por lo mismo calificarla de “constitución ecologista”, como suelen hacerlo aquellos que la defienden absolutistamente, es una soberana necedad. 

Resulta importante señalar que varias decisiones y acciones que el Gobierno de Rafael Correa ha ejecutado en materia de explotación de recursos naturales como por ejemplo  la pesca de tiburones, la minería a cielo abierto, y el caso específico de la explotación petrolífera en el bloque ITT del parque Yasuní, están respaldados por la Constitución de Montecristi. Las evidencias están ahí, sobre todo en los artículos 57, 72, 73, 74 y 407 de la constitución vigente, la que enfatizo sigue siendo apoyada por varios movimientos sociales y activistas ecológicos que se oponen irrestrictamente a Correa. En otras palabras gracias a la constitución de los socialistas bolivarianos, el Gobierno de Rafael Correa tiene las herramientas jurídicas que permiten la explotación de los recursos naturales en cualquier lugar del Estado Ecuatoriano; por lo mismo, tales actos son legales, aunque puedan resultar inmorales considerando la contaminación y destrucción que las actividades extractivas generan en los ambientes naturales.

Al mirar las manifestaciones que se dieron el otro día dizque a favor del Yasuní, uno se cuestiona, cómo, individuos que ayer apoyaban irrestrictamente una constitución que como he demostrado es descaradamente extractivista, hoy, salen a las calles a protestar contra Rafael Correa y su Gobierno dizque ecologista, cuando son ellos precisamente los que con su voto y su apoyo permitieron que se apruebe una normativa suprema que garantiza la explotación de los recursos naturales ecuatorianos y coloca a la burocracia pública y a los políticos con poderes que posiblemente cualquier dictadura africana envidiaría. Que conste que ni un solo activista ecológico o político indigenista ha criticado o cuestionado la Constitución de Montecristi, lo cual me lleva a concluir que, o esta gente ni siquiera leyó el dichoso mamotreto, o que, estando a favor de la constitución extractivista están en contra de todo lo que haga Correa, independientemente de que en ocasiones sus actos sean constitucionales.

Pues sí, los políticos ecuatorianos están una vez más enfrentados, oficialmente por los intereses nacionales, pero, realmente, por sus intereses de grupo; los que antes defendían los intereses de la Texaco, hoy nos dan lecciones de ecologismo; los que antes criticaban a la Texaco hoy defienden la explotación petrolífera en el Yasuní, además de la minería a cielo abierto; ciertamente folclórico y típicamente ecuatoriano.

Solo quisiera añadir lo siguiente; el artículo 74 de la constitución de Montecristi, menciona que, “ las…comunidades, pueblos y nacionalidades tendrán derecho a beneficiarse del ambiente y de las riquezas naturales que les permitan el buen vivir”; pero, surgen unas cuantas inquietudes, desde que se aprobó la constitución del socialismo bolivariano: ¿cuántos tagaeris, huaoranis y taromenanes han visto cambiar sus vidas para bien, gracias a la constitución del socialismo del siglo XXI?; ¿cuántos miembros de las tribus nativas, ora “domesticados”, ora ocultos y escondidos, perciben los generosos ingresos que reciben los políticos profesionales o los burócratas dorados? ¡Cuántos! Ciertamente, ni uno solo.