Hace unos días me enteré que el presidente ecuatoriano Rafael Correa, durante uno de sus tradicionales monólogos de los sábados, había señalado su decisión de, en un futuro próximo, eliminar el llamado “subsidio al gas de uso doméstico”.
Mientras Correa justificaba su decisión de subir el precio del gas a precios internacionales, añadía que el plan de su gobierno era sustituir el gas licuado de petróleo, usado en las cocinas y en las duchas de los ecuatorianos, por la energía eléctrica, que supuestamente sería abundante una vez que los proyectos hidroeléctricos actualmente en construcción en el país sean finalmente terminados y empiecen a producir.
La alternativa que Correa y sus asesores plantean es la utilización de la llamada cocina eléctrica por inducción, artefacto que usa energía eléctrica y que reemplazaría a las actuales cocinas a gas. Ahora bien, me parece interesante que se planteen opciones y alternativas que beneficien a los ecuatorianos y mejoren su calidad de vida. Pero hay ciertos aspectos en las declaraciones de Correa que considero exigen aclaraciones y puntualizaciones.
Por ejemplo; se señala que el Estado Ecuatoriano está perdiendo mucho dinero a través del llamado “subsidio al gas doméstico”. Pero, yo pregunto, ¿qué es el Estado Ecuatoriano?, o ¿quiénes conforman el Estado Ecuatoriano?; ¿son acaso determinados grupos, gremios o sectores, o quizá la totalidad de la sociedad? Sería importante saber, qué mismo es el Estado, según los actuales funcionarios del gobierno de Alianza País.
Luego está el asunto de la demonización del llamado “subsidio al gas de uso doméstico”. Desde hace años vengo escuchando una y otra vez a los analistas y editorialistas de la prensa conservadora vociferar contra el “subsidio al gas de uso doméstico”. Irónicamente, Correa critica la posición de aquellos editorialistas, pero, increíblemente, racionaliza y justifica el futuro incremento del gas licuado de petróleo. Es decir, Correa pretende hacer lo que los gobiernos conservadores del pasado no se atrevieron, subir el precio del gas de uso doméstico a niveles internacionales. Pero aún más, reconoce que nunca estuvo de acuerdo con que los ecuatorianos obtengan un tanque de gas por debajo del precio internacional. Claro que aquello no lo mencionó en ninguna de las campañas electorales en las que ha competido.
Un aspecto que se debe considerar al momento de criticar el actual precio del gas de uso doméstico, es la condición del Ecuador, como país productor y exportador de petróleo. La condición de país petrolero que ciertamente tiene el Ecuador explica la razón del precio del gas de uso doméstico; es decir, los ecuatorianos cuando pagamos $2, 50 que es el costo real de un tanque normal a la fecha, y no el $1, 60 que engañosamente señalan los funcionarios del gobierno, simplemente estamos ejerciendo el derecho de acceder al gas de uso doméstico a un precio menor que el internacional en virtud de la condición de país petrolero del Ecuador, probablemente el único privilegio del que gozamos todos los ecuatorianos debido a la producción petrolera. Yo puedo entender que en países donde no se produce y exporta petróleo, necesariamente se deba pagar tarifas reales, pero el Ecuador no es el caso.
Ahora bien, Correa ha señalado que, en el caso de la gasolina, a la que también pretende elevar a precios internacionales, instaurará un sistema de cupos y límites. Y yo pregunto, ¿por qué Correa no hace lo mismo con el gas de uso doméstico? Fácilmente a través de sistemas de control y registro, se podría crear una base de datos que permita ofrecer dos tanques de gas mensuales a cada ecuatoriano. Todos los ecuatorianos que deseen beneficiarse de la condición de país petrolero del Ecuador accediendo al gas de uso doméstico a un precio menor al costo internacional podrían registrarse en determinadas oficinas públicas como por ejemplo las del Banco de Fomento; mientras que aquellos defensores del conservadurismo monopólico que tanto odian los llamados “subsidios populares”, podrían no inscribirse y comprar el gas a precios internacionales.
Otro asunto muy significativo es la conducta de los medios de comunicación tanto aquellos directamente vinculados con el conservadurismo tradicional como aquellos estrechamente relacionados con el socialismo del siglo 21. Ambos grupos se han limitado a presentar las opiniones sectarias de los grupos políticos a los que representan pero en ninguno de los dos casos se han molestado en salir a las calles a preguntar a los civiles ecuatorianos que opinan sobre la decisión del gobierno de Correa de elevar el gas de uso doméstico a precios internacionales, cuestión por demás descriptiva de una realidad mediática poco o nada imparcial e independiente.
Considero que la posibilidad de contar con opciones como la cocina eléctrica por inducción a tarifas eléctricas racionales y económicos es un beneficio para todos los ecuatorianos, pero, pretender elevar el precio del gas de uso doméstico a niveles de países del llamado “primer mundo” me parece inaceptable. Protesto: ¿por qué no se le pregunta, no a los ecuatorianos de honorarios y sueldos dorados que superan los $5.000, sino al ecuatoriano común y corriente que apenas percibe ingresos que le permiten sobrevivir?; ¿por qué no se le pregunta al ecuatoriano que lleva años y años en el subempleo y en el desempleo, si está conforme con pagar por un tanque de gas, $20 o $30?
Soluciones razonables existen, sin duda, pero el verdadero problema pasa por las decisiones absolutistas de los políticos profesionales y por la dirección nefanda y tendenciosa que los mendaces y engañosos editorialistas de los medios públicos y privados le dan a la Opinión Pública Oficial. Esperemos que en este caso se piense en el interés de la mayoría de ecuatorianos a quienes el dinero si les cuesta.
Ahora que vas a decir de lo sucedido en em Ecuador sigues manteniendo el mismo pensamiento
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